La paradoja poder - libertad en Foucault

Jorge Mendoza Vester
Economista Universidad de Chile
Magister en Pensamiento Contemporáneo Universidad Diego Portales


Resumen

Libertad encadenada

Uno de los temas centrales en la reflexión de Michel Foucault es el poder. Es un agudo y profundo observador del poder en la relaciones humanas y sus reflexiones aportan un nuevo enfoque en la comprensión de este fenómeno. En su mirada, el poder requiere de la libertad, en el esclavo encadenado no es el poder el que se expresa, sino la violencia, se requiere que el esclavo se encuentre libre de sus cadenas para que operen las relaciones de poder.

En una primera aproximación esta relación paradójica entre poder y libertad, pareciera presentarnos un problema sin solución, ya que inmersos en relaciones de poder, la modificación (o eliminación) de éstas no nos deja en el reino de la libertad, sino que nos lleva a nuevas relaciones de poder.

Me propongo examinar este aspecto aparentemente sin solución, basándome en una distinción que Foucault establece entre prácticas de liberación y prácticas de libertad y desde aquí examinar algunas experiencias que permiten ilustrar este segundo aspecto que el autor propone. Las experiencias examinadas son los ensayos de transición al socialismo y la propuesta pedagógica de Paulo Freire.



Un nuevo concepto de Poder

El concepto de poder, o más precisamente las relaciones de poder, es una de las preocupaciones centrales en la reflexión de Foucault. Su planteamiento se dirigió a investigar la presencia omnímoda del poder en todo el tejido social por medio de discursos de poder que posibilitan la dominación. La presencia del poder, a nivel de los individuos, es tan profunda que se expresa incluso a nivel corporal, a lo que llama microfísica del poder.

La aproximación del filósofo francés al concepto de poder es radicalmente distinta a lo que habían sido los estudios previos sobre este tema. En vez de preguntarse qué es el poder, plantea que la interrogante a dilucidar es más bien cómo se ejerce el poder, y asociado a esta pregunta, mediante qué tecnologías y por medio de qué procedimientos se ejerce el poder, y a partir de aquí, considerar los efectos y consecuencias que se desprenden de las relaciones de poder.

Como se señaló, Foucault se desprende de las concepciones clásicas del concepto poder, ya que considera que no es posible identificarlo en una institución específica o en el Estado. En su formulación, el poder no puede ser considerado como lo que los individuos le ceden a su soberano, y en este sentido establece una diferencia, con las concepciones que consideran el poder como un asunto contractual de naturaleza jurídico-política.

El poder en cuanto relación es ubicuo, se encuentra en todas partes, permea y constituye al sujeto. El poder no sólo reprime sino que a la vez genera saber y verdad.

En su investigación Foucault analiza distintas instituciones que tienen su origen, o importantes transformaciones, durante los siglos XVII y XVIII: la cárcel, las instituciones de salud, la escuela. A partir de estas experiencias plantea que el objetivo de estas instituciones es el disciplinamiento para producir cuerpos dóciles, sujetos que se ajustan a las nomas y valores de los dominadores.

Es posible vislumbrar dos técnicas de biopoder en el análisis de Foucault. El poder por disciplinamiento, al cual me he referido recién y la biopolítica. Esta última hace uso de la estadística, ocupa las tasas de natalidad, morbilidad, composición por género, grupos etáreos, para administrar grupos de población en el sentido que se desee. En el presente con la sofisticación de las herramientas publicitarias y de las tecnologías de la información, el conjunto de datos de que se dispone sobre los individuos es enorme, y permite realizar esta gestión de una manera muy precisa.

En la perspectiva del autor el poder no es algo que se posea, sino que se ejerce, como nos señala “… se organiza también como un poder múltiple, automático y anónimo; porque si es cierto que la vigilancia reposa sobre los individuos, su funcionamiento es el de un sistema de relaciones de arriba abajo, pero también de abajo arriba y lateralmente1.

Por medio del disciplinamiento, es posible disponer de relaciones de poder que se generan y se sostiene a sí mismas, gracias a sus propios dispositivos. A través del estudio de las instituciones que he mencionado (cárcel, psiquiátrico, escuela), Foucault nos presenta un enfoque donde la fuerza o la violencia tiene cada vez menos importancia, ya que son sustituidas por técnicas de vigilancia donde la física del poder, las relaciones espaciales, el dominio del cuerpo, entre otros, van constituyendo cuerpos y sujetos dóciles2.

Este complejo entramado de relaciones de poder, objetiva al sujeto mediante “… prácticas divisorias" El sujeto se encuentra dividido en su interior o dividido de los otros. Este proceso lo objetiva. Algunos ejemplos de ello son: el loco y el cuerdo, el enfermo y el sano, los criminales y los buenos muchachos"3.

Sin embargo, de acuerdo a Foucault el poder también transforma a los individuos en sujetos. Por lo que hay que considerar “... dos significados de la palabra sujeto: sometido a otro a través del control y la dependencia, y sujeto atado a su propia identidad por la conciencia o el conocimiento de sí mismo. Ambos significados sugieren una forma de poder que subyuga y somete.4

Es decir, el poder no sólo disciplina y hace disponibles a los individuos encarnándose en ellos, sino que también tiene una acción performativa, creando a los sujetos que el poder requiere.

Esta compleja red de relaciones en que el poder se manifiesta, atrapa a los individuos de una manera tan sutil y profunda, que hace muy difícil, sino casi imposible, eludir las relaciones de poder. La situación expuesta plantea un problema de difícil solución, o al menos una visión pesimista respecto de las relaciones sociales. Sin embargo, al final de su vida, Foucault realiza algunas consideraciones que permiten atisbar una salida al problema planteado.

Previo a abordar estas reflexiones del autor, quisiera examinar la estrecha relación que Foucault establece entre poder y libertad, ya que desde la raíz de esta relación, surgen las luces que permiten esclarecer la forma de resolver el problema de las relaciones de poder.

Poder y Libertad

Cuando Foucault “... entiende el ejercicio del poder como un modo de acción sobre las acciones de los otros…5 incorpora un elemento clave: la libertad, ya que sólo es posible ejercer el poder sobre sujetos libres, ya se trate de sujetos individuales o colectivos.

En opinión del autor cuando “… las determinaciones están saturadas, no hay relación de poder ...6. Una buena forma de graficar esto es a través de la esclavitud. Cuando el esclavo se encuentra encadenado no se trata de una relación de poder, en este caso es la coacción física que ejercen las cadenas, las que impiden que éste pueda fugarse o desplazarse. Para que se ejerza poder, se requiere que el esclavo se encuentre libre de sus cadenas, y que en esta circunstancia operen los mecanismo de disciplinamiento que mantienen al esclavo dentro de la hacienda: el temor a ser capturado, las represalias contra la familia, etc.

En otras palabras el poder tiene como prerrequisito la libertad, pero donde el poder se ejerce la libertad desaparece. Aún cuando la libertad es precondición del poder, estos son mutuamente excluyentes. Sin embargo, el poder no puede excluir en forma absoluta a la libertad, ya que en esta situación se tendría “… coerción pura y simple de la violencia”7.

Como puede verse la relación entre poder y libertad es compleja, la segunda es precondición de existencia de la primera y la primera tampoco puede excluir absolutamente a la segunda, ya que desaparecería y se trataría sólo de coacción o violencia.

Si el poder sólo puede ser ejercido sobre individuos que tienen alguna alternativa de realizar elecciones, entonces es posible desprender que la libertad es el cimiento sobre el cual descansa el poder.

En palabras de Foucault, poder y rebeldía de la libertad no pueden ser separados, ya que en el corazón mismo de la relación de poder se encuentra la libertad, provocándola de manera permanente. En este sentido, plantea que mas que hablar de un antagonismo prefiere llamarlo un agonismo. Es decir, de una relación que es incitación reciproca, más que una oposición frontal que inmoviliza a ambas partes.8



Prácticas de liberación y prácticas de libertad

En una primera lectura de Michel Foucault, se tiene la impresión que la libertad no es un tema de primera importancia en su reflexión. En un periodo muy importantes de sus investigaciones, el poder pareciera impregnarlo todo, pero es justo esta omnipresencia del poder, la que vincula la libertad en sus reflexiones. Como señala Rodrigo Castro, se puede caracterizar la reflexión de Foucault, en gran medida como una “filosofía de la libertad9.

Quizás, una de las razones que lleva a obviar la importancia de la libertad en Foucault, es la tendencia permanente del autor a considerar los cambios sociales y de las instituciones como prácticas de liberación que luego entran en nuevas relaciones de poder, sin que cambie la esencia misma de estas relaciones.

Para Foucault, la liberación de los locos de Pinel en Historia de la locura, es sólo una nueva forma de coacción, lo mismo ocurre con las visiones que entrega en sobre el humanismo en Las palabras y las cosas y la liberación de la sexualidad en Vigilar y castigar. Considerando que estas son obras centrales en el pensamiento del autor, nos lleva a aseverar que existe una cierta desconfianza ante el tema general de la liberación.

En opinión de Foucault, existe una mirada sobre el poder, que considera que podemos liberarnos de él y que este acto permitiría reencontrarnos con nuestra verdadera naturaleza, la cual se encontraría debajo de las capas que han tendido los procesos históricos, encontrándose oculta por mecanismos de represión. El filósofo francés rechaza esta mirada, por cuanto implicaría reconocer que existe una naturaleza humana aprisionada por las relaciones de poder.

Esta simplificación de la relación poder – libertad, supone, que tan solo con eliminar las restricciones que imponen las relaciones de poder, bastaría para que el ser humano se reencuentre con su naturaleza.

Para Foucault, el tema de la liberación planteado de esta forma es útil al sistema, por cuanto alimenta la idea de una naturaleza humana que estaría por llegar, ocultando de este modo, la verdadera naturaleza de las relaciones de poder. Como ya hemos señalado el poder no solo constituye al individuo en objeto, sino que también genera al sujeto de las relaciones de poder. Esta forma de subjetivación es precisamente la que lleva a intentar liberar una supuesta identidad perdida y es la visión que Foucault no comparte.

Ahora bien, esta cierta desconfianza, que nuestro autor manifiesta con la liberación, no quiere decir que la libertad no sea central en su reflexión. De lo que Foucault nos advierte, es a no confundir liberación (o práctica de liberación) con prácticas de libertad. Esta distinción parece sutil, pero tiene implicancias de enorme importancia.

Para ilustrarlo con mayor claridad, cuando una pueblo colonizado se libera de sus colonizadores, no se abre automáticamente un espacio en el cual hay ausencia de relaciones de poder, por el contrario, existe el riesgo que aparezcan nuevas relaciones de poder que reemplacen las anteriores. Parafraseando a Marx, se podría decir que la historia de las sociedades humanas es la historia de las relaciones de poder que han ido transformándose según el devenir de estas sociedades.



La experiencia de las transiciones de sociedad

La importancia de la distinción entre prácticas de liberación y prácticas de libertad podemos examinarla a la luz de las experiencias de transición de sociedad, en particular en la transición exitosa del feudalismo al capitalismo y en los intentos de transición a sociedades post capitalistas.

En el primer caso, el objetivo no es establecer una sociedad carentes de relaciones de dominación, sino más bien, organizar la sociedad en base a un nuevo patrón de acumulación y apropiación del excedente generado en la producción en base a la relación capital – trabajo asalariado. Pero en el segundo caso, el objetivo explicito, si es cambiar las relaciones de producción por nuevas, que permitan construir una sociedad sin relaciones de dominación en las dimensiones jurídicos, políticos e ideológicas y sin relaciones de explotación en lo económico.

Ésta, por cierto, es una diferencia sustancial, pero no es la única. El proceso que lleva a la consolidación del capitalismo comienza por lo menos dos o tres siglos antes de la Revolución Francesa y la Revolución Industrial, por mencionar dos hitos significativos en este proceso. Uno en lo político y el otro en el plano económico.

En el proceso previo a los hechos señalados, se comienzan a gestar en Europa las relaciones e instituciones que permitirán a la burguesía reemplazar a la nobleza en la conducción de la sociedad. En el periodo mencionado, junto a la acumulación originaria de capital, la apertura y desarrollo de los mercados, también cambian las instituciones, se constituyen centros urbanos y se produce una importante reforma religiosa.

De este modo, cuando a finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, se produce el reemplazo de la nobleza por la burguesía, la sociedad está “más que dispuesta” para aceptar la forma de vida capitalista en reemplazo de la feudal.

Los ensayos de construcción de sociedades post capitalistas en el siglo XX, en Europa, no siguen este mismo patrón, sino que, en algunos casos hay una ruptura como en Rusia o una liberación de la ocupación nazi como en Yugoslavia, y en otros países, es simplemente el Ejercito Rojo quien realiza esta tarea. Desde esta ruptura política, en una etapa inicial, se intentan construir nuevas formas de organización económica y de relacionarse que no reproduzcan formas de dominación y explotación.

Lo que quiero ilustrar con esta reflexión, es que en intentos deliberados de ruptura políticas que buscaban eliminar las relaciones de dominación, producen solo prácticas de liberación y no hay (o son insuficientes) prácticas de libertad, por lo tanto, lo que ocurre es que se establecen en estas sociedad relaciones de poder, de nuevo tipo, pero igualmente relaciones de poder. Consistentemente se crean instituciones y dispositivos de disciplinamiento que reemplazan los anteriores.



Podemos ser de otra manera

En la La ética del cuidado de sí como práctica de la libertad,10 Foucault indaga sobre el cuidado de sí como una práctica de libertad. En este ensayo que es un diálogo con Becker, Fornet-Betancourt y Gomez-Müller es interrogado por sus interlocutores sobre este concepto, y nuevamente establece la distinción que hemos señalado entre prácticas de liberación y prácticas de libertad.

Aquí el filósofo francés plantea que las prácticas del cuidado de sí ya eran realizadas en la antigüedad greco - romana y son equivalentes a una práctica ascética. El concepto que Foucault tiene de estas prácticas es de un ejercicio de si sobre 11, y no a una moral de renuncia.

Si acudimos al origen etimológico de ascesis o ascético, vemos que proviene del griego askētikós (ἀσκητικός); que significa el que se ejercita en la disciplina. Por tanto, el significado etimológico, nos ilustra sobre el concepto que los griegos tenían de este concepto.

Para Foucault, las prácticas del cuidado de sí, buscan “elaborarse, transformarse y acceder a un determinado modo de ser.” Es decir el autor considera que la práctica del cuidado de sí no es una perspectiva egoísta de autocuidado donde lo que impera es el interés puramente individual en contraposición con el interés que hay que tener por los otros..

En la tradición occidental este tipo de prácticas, existen o han existido, pero no tienen una continuidad histórica como en el caso de Oriente. En India, el yoga tiene una tradición ininterrumpida que es previa al hinduismo, y a través de una ascesis corporal y mental tiene como objetivo último la liberación (mockba) a través de prácticas de libertad que conducen al yoguini al estado de jivanmukta o liberado en vida.

Siguiendo a Foucault, éste considera que aún cuando las prácticas de liberación no garantizan prácticas de libertad, estas últimas requieren o se facilitan con un cierto grado de liberación. En su perspectiva el poder político no necesariamente está en todas partes, sino que en las relaciones humanas hay toda una gama de relaciones que se ejercen sobre los individuos, al interior de la familia o en la relación pedagógica. Cuando un individuo o grupo de individuos logra fijar estas relaciones de poder se está ante un estado de dominación y en este caso las prácticas de libertad son casi inexistentes. En estos casos la liberación es una condición política para las prácticas de libertad.12

Cuando Foucault señala que el poder está en todas partes, que en toda relación se encuentra el poder, esto nos indica que también está la virtualidad de la libertad. Como plantea el autor “… siempre tenemos la posibilidad de cambiar la situación (...) en ninguna parte estamos libres de toda relación de poder. Pero siempre podemos transformar la situación. No he querido decir, por tanto, que estamos siempre atrapados, antes bien, al contrario, que somos siempre libres13.

En un primer momento, el poder se nos manifestaba de manera negativa en el análisis del filósofo francés, ahora desde esta perspectiva las prácticas de la libertad emergen como su cara positiva. Y si el poder está en todas partes, las prácticas de libertad también lo están como posibilidad.

Lo último que quiero señalar en esta sección es que de acuerdo a Foucault “… tantas cosas pueden ser cambiadas, frágiles como son, ligadas a más contingencias que necesidades, a más arbitrariedad que evidencia, a más contingencias históricas complejas pero pasajeras que a constantes antropológicas inevitables ...”14. En otras palabras, las relaciones entre individuos pueden ser de otra forma, ya que alguna vez fueron distintas.



Las experiencias de Paulo Freire como prácticas de libertad

Paulo Freire fue un destacado educador de origen brasileño que desarrolló un enfoque crítico del proceso educativo, al cual se denomina pedagogía crítica. Las ideas centrales de su propuesta se encuentran planteadas en dos de sus libros más conocidos: Pedagogía del oprimido y La educación como práctica de la libertad.

Sus primeras experiencias educativas estuvieron orientadas a la alfabetización de adultos en el Brasil de los años sesenta. Desde esta experiencia, elaboró una propuesta de alfabetización que descansa en el principio: La lectura del mundo precede a la lectura de la palabra. En el sistema propuesto por Freire se busca que el educando desde el inicio se asuma como sujeto de aprendizaje, validando su contexto cultural, sus propias capacidades y desmitificando la cultura letrada en la cual el educando se inicia.

En el desarrollo del proceso de alfabetización el educando va construyendo una visión crítica, que le posibilite transformarse en un agente de cambio como alternativa a los contenidos culturales que le son dados desde el sistema educativo.

En la década de los ochenta, como resultado de su análisis de los enfoques tradicionales de alfabetización y de la experiencia de las campañas de alfabetización en las colonias portuguesas de África, profundiza su enfoque al revelar las fallas de los enfoques tradicionales que se enfocan en la decodificación de los signos de lecto-escritura. A consecuencia de este mismo análisis establece la distinción entre “hablarle al estudiante” y “hablar con el estudiante”.

En Pedagogía del oprimido, Freire plantea una crítica a la educación tradicional, que considera a los educandos como meros receptores de un saber que les es dado. A esta forma de educación, Freire la denomina pedagogía bancaria o pedagogía de los opresores. En este modelo, el educador es el único poseedor de conocimientos; el maestro entrega el conocimiento a los educandos, quienes lo reciben de manera pasiva, constituyéndolos de esta forma, en sujetos pasivos u oprimidos.

En síntesis, la pedagogía crítica es una propuesta pedagógica en la cual se invita a las dos partes que intervienen en el proceso educativo a co-construir la experiencia formativa y de esta forma, también la sociedad. En la propuesta de Freire se considera que cada sujeto hace política desde el lugar en que se encuentra, por lo cual, la construcción conjunta del conocimiento entre educador y educando es también una acción política transformadora.

Como puede verse, la propuesta educativa de Freire es una opción crítica a los modelos tradicionales de disciplinamiento y es por tanto una acción de resistencia a las relaciones de poder que sostienen el sistema educativo oficial. Desde esta acción de resistencia, Freire plantea un nuevo tipo de relación entre aprendiz y maestro que es perfectamente consistente con las prácticas de libertad delineadas por Michel Foucault.

Conclusiones

En este artículo he examinado la contradicción aparente entre libertad y poder en el pensamiento de Michel Foucault. Esta dicotomía en un primer análisis, por una cierta perspectiva negativa del autor respecto a la libertad, puede llevar a pensar que no hay salida a las relaciones de poder, que estas son y serán la trama en torno a la cual se tejerán las relaciones sociales ad eternum.

En una mirada más profunda y recurriendo a conceptos que desarrolla en su último periodo reflexivo, se abordó este problema sin solución aparente, para encontrar caminos que desde la resistencia al poder, ofrecen la posibilidad de una nueva manera de relacionarse entre los seres humanos.

El concepto clave que alumbra esta solución es la distinción entre prácticas de liberación y prácticas de libertad. Al analizar la relación entre poder y libertad a la luz de esta distinción, se advierte que estos no se oponen, que el poder no es lo contrario a la libertad. Más aún, para comprender uno de estos conceptos, necesariamente hay que recurrir al otro.

Una comprensión cabal del concepto de libertad en Foucault requiere precisar que el filósofo francés, más que hablar de poder, se refiere a relaciones de poder y en este contexto la libertad no queda excluida, al contrario es una precondición para que el poder pueda ser ejercido.

Mientras más sutil y profundo es el poder, mayor es el desafío para las prácticas de libertad, mayor es la creatividad para generar nuevas formas de relacionarse que se opongan a la microfísica del poder.

Las experiencias analizadas en el presente artículo ilustran la precisión de este análisis. Una de manera negativa, las experiencias de transición al socialismo y la otra de manera positiva, la pedagogía del oprimido de Paulo Freire.

Los ensayos de transición al socialismo dan cuenta que no basta con tomarse el poder político de una manera tradicional. La práctica de la liberación es insuficiente, si no va acompañada de prácticas de libertad, que pavimenten el camino hacia nuevas formas de relacionarse en sociedad.

De una manera alterna, la experiencia pedagógicas de Paulo Freire, da cuenta de una resistencia a las relaciones de poder del sistema educativo tradicional, donde el educando construye desde su experiencia y su cultura, su propio proceso de aprendizaje y en este acto se transforma si mismo; realizando de esta forma lo que Foucault llama la ética del cuidado de sí.

Finalizando, la distinción que Foucault realiza entre liberación y prácticas de libertad permiten una alternativa a las relaciones de poder. Si bien no es posible estar fuera de ellas, esto no quiere decir que se está atrapado por el poder.



Bibliografía:

Castro Orellana Rodrigo, Ética para un rostro de arena: Michel Foucault y el cuidado de la libertad, memoria para optar al grado de doctor. Universidad Complutense de Madrid, Facultad De Filosofía. Madrid, España 2004.

Foucault Michel. La ética del cuidado de sí como práctica de la libertad (diálogo con H. Becker, R. Fornet-Betancourt, A. Gomez-Müller, 20 de enero de 1984).

Foucault, Michel (1998). El sujeto y el poder, Revista Mexicana de Sociología 50(3).

Foucault, Michel. Sexo, poder y política de la identidad. 1982; conversación con B. Gallagher y A. Wilson, Toronto, junio de 1982. The Advocate, n° 400, 7 de agosto de 1984.

Foucault, Michel. Vigilar y castigar. México, Siglo XXI editores, 29° edición.

Freire, Paulo. La educación como práctica de la libertad. Editorial Tierra Nueva, Uruguay 1997.

Sobre Paulo Freire, https://es.wikipedia.org/wiki/Paulo_Freire. Consultado 11-04-2016.

Ibarra F. Jorge Ignacio. Foucault y El Poder. Publicado el: 08/04/09. www.antroposmoderno.com/antro-articulo.php?id_articulo=1218.

Piedra Guillén, Nancy Relaciones de poder: leyendo a foucault Desde la perspectiva de género Revista de Ciencias Sociales (Cr), vol. IV, núm. 106, 2004, pp. 123-141 Universidad de Costa Rica San José, Costa Rica.



1(Foucault; 1999b: 182).

2Ibíd.

3Foucault, Michel (1998). El sujeto y el poder, Revista Mexicana de Sociología.

4Ibíd.

5Ibíd., pág. 15.

6Ibíd., pág. 16.

7Ibídem.

8Ibíd.

9Castro 2004 (pág. 353).

10Foucault M., La ética del cuidado de sí como práctica de la libertad, 1984.

11Ibíd.

12Ibíd.

13Foucault. Sexo, poder y política de la identidad 1984.

14Foucault, Michel. ¿Es entonces importante pensar?